Tuesday 18 June 2013

Cinco TAC ('scanner') equivalen a la bomba atómica de Hirosima

Es lógico el interés de los médicos por ver el interior del cuerpo vivo, del enfermo.
Primero se logró con los avances de la cirugía, tras el conocimiento aportado por la anatomía. El descubrimiento de los rayos X significó un cambio sustancial, que asombró a la sociedad. Bien se refleja en los "rayos" de los cuadros de muchos artistas del momento. Fue casi mágico el poder ver el interior del cuerpo humano sin "abrirlo". El atractivo mágico no ha desaparecido sino que se ha incrementado (en parte por su uso racional, pero en gran parte por el puro negocio). Pero la radiología conlleva un daño que se acumula a lo largo de los años. Como todas las actividades médicas, el diagnóstico radiológico tiene grandes beneficios, y al tiempo, si se emplea innecesariamente, causa enormes daños sin beneficio alguno.

El desarrollo de la TAC (tomografía axial computarizada, "scanner") de 64 cortes ha llevado a su límite el diagnóstico por imagen. Así, por ejemplo, es posible "ver" pequeños trombos pulmonares que quizá sean fisiológicos, normales. Es decir, se pueden identificar en sangre pulmonar pequeñísimos émbolos cuya existencia es habitual y no conlleva daño alguno. Es necesario, pues, redefinir "embolismo pulmonar" para distinguir el fisiológico del patológico. Es preciso reservar la TAC espiral para cuando haya una alta probabilidad pre-test de embolismo pulmonar patológico, tras determinar el dímero D, por ejemplo.

Con la TAC helicoidal es posible realizar colonoscopias virtuales y coronariografías también virtuales. En ambos casos sin tener que manipular "el interior" del paciente. En ambos casos con una fuerte irradiación del paciente (hasta 20 mSv sobre tejido glandular mamario en la TAC torácica). En todo caso, las TAC irradian fuertemente, y más si se aplican en varias fases, pudiendo sumar en el caso abdominal hasta 60 mSv.

Gran "descuido" es emplear la TAC como método diagnóstico en la apendicitis infanto-juvenil. Lo preferible es la ecografía, pero a veces distintas cuestiones organizativas y económicas imponen el uso de la TAC, con sus consecuencias. Es un procedimiento a evitar; uno de las muchas intervenciones diagnósticas radiológicas a evitar, como la típica radiografía torácica "pre-operatoria"

Se puede estudiar la función coronaria con técnicas que también implican radiación sin ser TAC, como la gammagrafía coronaria dinámica, con la que recibe el paciente unos 6 mSv. Otras técnicas de este estilo llevan los 15 mSv. No es raro, pues, que haya más cánceres por consecuencia de la aplicación de estas pruebas diagnósticas en los pacientes con infarto de miocardio. Se ha calculado que por cada 10 mSv aumenta un 3% el riesgo de cáncer en los cinco siguientes años, como se demostró, por ejemplo, en un estudio en Canadá.

En este trabajo se compararon los resultados de la irradiación diagnóstica con los efectos de la bomba atómica sobre los sobrevivientes japoneses (los hibakusha). El daño es mayor cuando se irradia a niños y se ha calculado que en ellos 50 mSv elevan a 2,5 el riesgo relativo de cáncer (el doble que la bomba atómica sobre los sobrevivientes). En las niñas con escoliosis, sometidas a múltiples estudios diagnósticos radiológicos, se produjeron el doble de cánceres de mama al cabo de los años.


Cinco TAC ("scanner") equivalen en pacientes jóvenes a la radiación recibida por los supervivientes a la bomba atómica en Hiroshima


Pero es cierto el titular de este texto "Cinco TAC ("scanner") equivalen a la bomba atómica en Hiroshima". Es bien cierto que tal frase puede sonar alarmante, pero lo verdaderamente alarmante es la "ignorancia alegre" con la que se utiliza la TAC, cuyo resultado final es doblar la incidencia de tumores como leucemia, cánceres de cerebro y otros.

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